

Danny Williams nació en 1955 en Limón, Costa Rica. Es vocalista, percusionista, profesor y uno de los principales promotores del Calypso. Incursionó en la música desde muy chico y en 1970 creo Buda Band junto a otros músicos del caribe Costarricense, y donde conoció a Alfonso “Gigante” Goulborne (†), con quien compartió muchos proyectos musicales a lo largo de su vida, hasta su fallecimiento en 2022.
Luego de varios años y proyectos musicales, en 2008 Danny Williams formó Kawe Calypso, una banda centrada únicamente en el genero Calypso.
Bajo el padrinazgo artístico del mítico Sir Walter Ferguson, Kawe Calypso llevó el Calypso a viajar por el mundo. Y con ellos llevaron la esencia misma de los calipsonians, que convierten sus tradiciones y vivencias, y las transforman en canciones.
“A mí me emociona escribir de nuestra historia más atrás y siento que la unión es parte de cualquier ser humano que quiere avanzar hacia lo positivo, entonces cuando yo pongo en la letra: -my people, black people we have to unite, because is the only way we can win the fight-, es de luchar por nuestros derechos en un buen sentido de la palabra. Siempre con cosas positivas, con ritmos alegres, porque sentimos que la música alegra el alma… y el calipso está con su efervescencia y necesitamos ese empujón para mantenerlo con vida y así mantener viva la memoria de nuestros antepasados.”
Es una joven afrodescendiente activista, feminista y luchadora de los derechos de mujeres y niñas afrodescendcientes. Es fundadora del Movimiento Afropoderosas y estudiante de ingeniería.
Comenzó como activista a los 15 años, cuando le pidieron que escribiera una carta conmemorando el Día del Negro, dirigida al presidente Luis Guillermo Solís. La carta fue una éxito y muy bien recibida por los colectivos afro del país. A partir de ahí Laura encontró una motivación muy especial en el activismo y la proclamación de los derechos para las poblaciones afrodescendientes.
“Cuando me hablan de mi historia, lo primero que se me viene a la cabeza es resiliencia, fuerza, claro, esas cosas que se vieron trayendo desde el tema de la esclavitud. Soy orgullosamente perteneciente de un pueblo que durante por muchos años tuvo que luchar por su libertad a pesar de haber nacido libres…”
Laura Wilson Robinson es una de las principales líderes comunitarias de Cahuita. Desde chica le llamó mucho la atención que las comunidades afrodescendientes tienen una fascinación por la herencia, por saber la historia y el orgullo de sus tradiciones ancestrales. Desde entonces ella vive estas tradiciones y está convencida que son la mejor manera de promover su legado a las futuras generaciones.
“Para mí el Calypso era la voz de un pueblo que hablaba. era una protesta. Era como alzar la voz de lo que estaba pasando realmente. Y la historia que fue pasando de boca en boca se ha mantenido también en muchas formas por el Calypso. Ese arraigo lo tenemos y lo estamos pasando a las siguientes generaciones…”
Cahuita es una comunidad enclavada en un Parque Nacional único en Costa Rica. Es un ejemplo de convivencia, naturaleza y biodiversidad, que apuesta a un desarrollo sostenible.
Cahuita fue fundada a mediados del siglo XVIII, tras la llegada de una fuerte inmigración de pobladores afrodescendientes provenientes principalmente de África y Jamaica. Los nuevos pobladores hicieron de la zona su nuevo hogar y de la pesca artesanal su forma de vida, aprovechando su abundante ecosistema marino. Era uno de los lugares de visita de las tortugas Verde y Carey [especie en peligro crítico de extinción], atraídas por su arrecife coralino y sus tranquilas playas. Cahuita está íntimamente ligada al mar, como fuente principal de su economía y por ser históricamente la puerta principal de entrada y salida al mundo.
Con el tiempo además de la pesca artesanal, su economía se basó en la producción de cacao. Cahuita era una comunidad rica en diversidad, naturaleza y vivió gran parte de su historia con una economía estable. Hasta que en la década de 1970 los cultivos de cacao se vieron afectados por la Monilia [hongo mortal], lo que hizo estragos en la economía local. Muchos de los pobladores tuvieron que pedir prestamos a bancos, esperando una mejora en la situación. La mejora no llegó como esperaban y muchos perdieron sus terrenos para poder pagar los préstamos, perdiendo así sus tierras, y con ellas gran parte de la herencia que le habían dejado sus antepasados. El principal riesgo era poder mantener viva las tradiciones. Y estas tradiciones se mantuvieron vivas pasando de boca en boca, en gran medida gracias a la música, y en especial al calypso.
Para revertir esta situación, la comunidad de Cahuita apostó al turismo. Hoy es conocida mundialmente por su atractivo turístico y por su música. Cahuita es la cuna del calypso.